jueves, 5 de marzo de 2015

Algo pendiente.

He llegado a la conclusión de que sólo sé escucharme llorando, ahogándome en mis miedos. Y esto me ha dicho:
No sabes lo sola que me siento últimamente.
He visto como personas se han ido yendo de mi lado, poco a poco casi sin darnos cuenta, y el sentimiento de no querer hacer nada al respecto fue recíproco; como situaciones ajenas a mi han ido destruyendo el pequeño paraíso que podía haber construido y nadie luchó por mantenerlo, y no veo a nadie desde entonces.
He sentido la frustración de saber que tengo personas a mi lado, o eso dicen, porque yo miro y ni veo ni siento a nadie.
Y el agobio de saber que sólo me queda esa persona tan importante, que en cualquier instante lo puede desequilibrar todo. Pero no siempre he pensado esto, simplemente también noto como poco a poco se abre una brecha en el suelo a nuestros pies que nos va separando y no sabemos como decirnos "Sálvame". Abrimos la boca y sólo salen gritos de miedo y dolor.
Y sé que por miedo a perdernos posiblemente nos perdamos.
Me pierdo en lo más profundo de mi alma y es como si cada vez que accediera un poco más lo pagase con dolor.
La cabeza hace tiempo que se perdió. Y el corazón pide desesperadamente que vuelva la cordura porque solo se siente inútil. No hay arma más mortal que un sentimiento equivocado.
Al final, buscando la respuesta el tiempo me ha atado de pies y manos, y prefiero no respirar a seguir mi propia tormenta.
Haz lo que quieras, tronca, pero hazlo ya, o es posible que yo también me vaya de tu lado y hace tiempo te costó la vida volver a recuperarme.

viernes, 30 de enero de 2015

Me siento.

Me siento tan desconcertada como una simple persona riéndose en mitad de un tsunami a punto de morir.

miércoles, 21 de enero de 2015

Pistolas

Ando con el punto de mira, con la pistola cargada
por si alguna suicida, me hace sentir estafada.

El problema de un arma es cruzar el estrecho
entre su puta cara y mi fruncido ceño.

martes, 13 de enero de 2015

Como antes.

Cuando lo más aterrador de tu pasado eres tú, y al sonar esa canción vas hacia la puerta como una esquizofrénica para reencontrarte con él. Cuando al otro lado estás tú, hace algún tiempo. Se acerca poco a poco a ti, y os quedáis mirando, a un centímetro de distancia, a los ojos. "Oh Dios mío", piensas. Te das cuenta de lo oscura que tenías la mirada, casi puedes sentir el frío que transmite. Lleva puesto el vestido más tétrico que has tenido nunca, ni si quiera recuerdas en qué momento decidiste ponértelo, pero no desentona nada con el aspecto de muerta que tiene. "¿Cuándo estuve exactamente así?". No deja de mirarte fijamente. Estira un brazo hacia a ti y no quieres que se acerque más. Tienes miedo. Estás temblando, quieres llorar y gritar.
Ahora sabes que, o empiezas a correr o te agarrará del cuello y te ahogará poquito a poco sin que te des cuenta, pero con dolor.
-Como antes- me dice.